Embajadores verdes

#06 | Algo más que las elecciones

– Y…es año electoral – dice mi vecino.  Es una frase que solemos escuchar cada vez que se acerca una nueva instancia para tomar decisiones en la que se van a ocupar cargos públicos en todo el país.  – ¿A quién vas a votar? – Todavía no sé. Cuando elegimos un candidato podemos hacer tantos análisis para tomar esa decisión, que es prácticamente imposible determinar un motivo que defina esa elección. Para conocer sus propuestas, escuchamos o leemos algún medio de comunicación o lo seguimos en las redes sociales. La persona electa será quien gestione y quien lleve a cabo funciones en representación del bien común. Por supuesto, todo esto simplificando el proceso electoral y el ejercicio de la función pública. Esto me lleva a preguntarme, ¿y nuestras elecciones? Me refiero a las de cada día: ¿qué y cuáles decisiones tomamos en forma rutinaria? ¿analizamos nuestras propias elecciones? Porque además, elegir no es lo mismo que decidir, pero eso sería un intercambio para otra ocasión. Voy a la importancia de que son propias. En cuanto a estas decisiones, no hay otra figura, otra persona, alguien a quien elegir para ese cargo: nos representamos a nosotros mismos. Tomar decisiones voluntariamente es una forma de involucrarse y de hacerse cargo, como elegir respetar y cuidar el ambiente. Gran elección, ¿no? Seguramente escuchaste alguna vez “¿Para qué separás si va todo al mismo tacho?”, “Me quiero comprar esa remera nueva (la que todos usan)”, o “¿De qué sirve que use cepillo de dientes de bambú si hay empresas que no dejan de contaminar?”. Son decisiones personales. Podemos tomar la decisión de involucrarnos para cambiar nuestro metro cuadrado. Elegir hacerme responsable de mis decisiones que puedan afectar al ambiente o al bien común. Porque el ambiente es nuestro hogar. Quizás conocés personas y te rodeás de ellas en distintos ámbitos, ya sean personales, laborales o académicos, que se quejan de la coyuntura y al mismo tiempo las ves arrojando un papel en la calle, usando bolsas porque sí, o son fumadores y tiran las colillas en el suelo. Todos actos totalmente voluntarios, elegidos y (supongo) decididos de esa manera. ¿No te generan montones de interrogantes? A mí sí. Todos podemos incorporar hábitos sustentables y mejorar los que ya tenemos. Para esto es clave informarnos y no cerrarnos ante la primera impresión, que suele ser creer que es complicado, que necesitamos muchas cosas o que nos va a llevar tiempo. Todo se aprende, como la mayoría de las costumbres. Por otro lado, ¿podría decidir mejorar patrones de consumo? Sobre esta cuestión, quiero compartir pensamientos disonantes, porque consumir es inevitable pero no podemos afirmar que tengamos el acceso y la posibilidad a consumir sustentablemente. Entonces, ¿estaré consumiendo acorde a lo que pienso del cuidado del ambiente?,¿puedo elegir entre opciones sustentables? Es evidente que, en una sociedad de consumo, su patrón impacta sobre el ambiente y cada una de esas decisiones que se toman en forma personal contribuyen de manera positiva o negativa. Aún nos queda tiempo de espera -activa, sin desorientar la decisión- en la transición de poder elegir entre una batea enorme de diferentes y deliciosas frutas de estación a granel, en vez de bandejas de polietileno expandido que presentan tan tristemente gajos de una mandarina envueltas por film en vez de su corteza natural. En fin, una de mis elecciones en 2023 es accionar, aunque vos o alguien que conozcas aún no lo hagan, compartiéndote estas líneas con este amor abstracto al ambiente. Débora Moreno | @deby_morenoEmbajadora Verde