#03 | Para proteger, primero debemos conocer y entender
Imaginá que te estás sumergiendo en las aguas del Atlántico Sur, y a medida que te adentrás en las profundidades, empezás a encontrar una variedad asombrosa de especies marinas de distintos colores, formas y tamaños. Más de trescientas especies de peces y más de treinta de delfines y otros cetáceos con dientes. Tampoco es necesario que te sumerjas. Desde la costa argentina podés avistar ballenas, toninas, lobos marinos, focas, ocho especies diferentes de pingüinos y más de treinta especies de aves. Mucha fauna. Mucha flora. Y si te pregunto, ¿creés que esa fauna y esa flora debería ser conservada? Quizás, por intuición me decís que sí. O quizás no lo sabés. Quizás nadie te había contado que en el Mar Argentino hay diversas variedades de algas (¡más de doscientas!) y que también tenemos estrellas de mar. Las más comunes aquí son la roja, la de dos brazos y la patagónica. Todas ellas desempeñan un papel crucial en la redistribución de nutrientes en los fondos marinos. Cada especie, cada hábitat, cada ecosistema marino tiene un rol en el equilibrio de nuestra naturaleza y en el sustento de nuestras comunidades costeras. Tal vez sí escuchaste que hoy la humanidad y la biodiversidad de nuestro planeta enfrentan desafíos muy grandes: contaminación, crisis climática y extinción de especies. ¿Y cómo afecta eso a los mares y océanos? Muchas acciones humanas han puesto en peligro su salud: la sobreexplotación pesquera, la contaminación del agua por plásticos y productos químicos, la destrucción de los hábitats costeros y el aumento de las temperaturas marinas, son sólo algunas de las amenazas que enfrentan. ¿Hay tiempo para hacer algo? Sí. Y como seguramente te imaginás, el momento es ahora. Como individuos, podemos elegir cuál será nuestro papel y ser parte de las soluciones. Algunas de las acciones posibles incluyen consumir de forma responsable, priorizar el consumo de pesca artesanal y evitar plásticos de un sólo uso, participar en limpiezas costeras o apoyar la creación de áreas marinas protegidas, una gran herramienta de conservación. Sí. Nuestras acciones individuales ayudarán porque cada pequeño paso en la dirección correcta puede tener un impacto significativo; pero se necesita el compromiso de todos los sectores de la sociedad: gobiernos, organizaciones no gubernamentales, científicos, pescadores, empresas y ciudadanos. Mientras tanto, vos y yo todos los días podemos elegir ser embajadores del planeta que habitamos y actuar por él. Podemos involucrarnos para promover soluciones ambiciosas, impulsar el cambio necesario y garantizar un futuro sostenible para nuestro Mar Argentino. Existe consenso global sobre la urgencia de actuar, y nuestros gobiernos se han adherido a distintos compromisos. El año pasado, en la COP 15 sobre Biodiversidad, nos comprometimos a proteger el 30% de la superficie terrestre y marítima. ¿Sabemos qué se está haciendo para lograrlo? ¿Sabés cuál va a ser tu rol en este compromiso? Mi recomendación para empezar a pensar en posibles respuestas a todas las preguntas que nacen, se reproducen, mutan y, quizás también angustian, en nuestras cabezas, es conocer a quienes ya están trabajando por esta causa, acercarnos, seguir el tema y colaborar con ellos para ponerlo en la agenda de nuestros representantes. Porque no hay ni habrá una única respuesta. Gracias al apoyo de muchos científicos que vienen investigando el mar hace mucho tiempo, la Fundación Rewilding decidió iniciar un proyecto marino en el litoral de Chubut, y este fin de semana diversas organizaciones estarán realizando en Comodoro Rivadavia la primera edición de Misión Atlántico, un nuevo congreso que busca poner en la agenda global de conservación la protección del Océano Atlántico Sur. Te invito a seguir sus canales y conocer el debate de científicos, conservacionistas, jóvenes y líderes gubernamentales que están explorando en busca de soluciones proactivas, innovadoras y a largo plazo. Instagram @misionatlanticoWeb: misionatlantico.com Rocío Tabares | @rochitabaresComunicadora y periodista ambiental